Dejamos el hotel Laxmi Niwas Palace con la pena propia de quien sabe que tardará en alojarse en lugar tan agradable (para ser un heritage, claro) sobre todo tras la dura experiencia del “Marigold” de Mandawa.
Montados en el Bopindermóvil comenzamos a devorar kilómetros en nuestro largo viaje hacia Jaisalmer. Además de la siesta episcopal de rigor y la Nintendo DS (para que el Dr. Kawahsima nos llamara deficientes mentales) amenizaron el viaje una parada en ruta para jugar con los camellos, frustrados como estábamos de no haber visitado la granja en Bikaner, y una parada en Ramdeora.
Ramdeora
Sin duda la más decepcionante de las visitas programadas junto a Puskar. El sitio no está mal pero ciertamente los lugares de culto hinduistas son los más difíciles de entender para el occidental (a diferencia de los jainistas, sijs, etc). Están sucios, llenos de gente y en general son abrumadores. Curiosamente quedan en fotos muy resultones pero aunque no pueden dejar de verse nuestra recomendación es ir con pocas expectativas o incluso saltárselo si no viene de maravilla parar.
Interior del Templo |
Llegada a Jaisalmer
Tras asentarnos en el hotel Lagarth Fort and Palace
(http://www.tripadvisor.com.mx/Hotel_Review-g297667-d2320827-Reviews-Hotel_Lalgarth_Fort_Palace-Jaisalmer_Rajasthan.html ) muy agradable y con unas terrazas muy molonas para cenar o tomar unas cervezas nocturnas (lo del gintonic lo tienen que mejorar) nos encontramos con Silvia y Nahru dueños de la agencia Shree Ganesham que nos había organizado la mayor parte del viaje. Su empeño en el pago en metálico y algunos despistes nos demoraron un poco pero pronto estuvimos en ruta a pie con la propia Silvia. La ciudad es preciosa y tranquila, quizás la más agradable para pasear de todas las que visitamos.
Calle y fuerte de Jaisalmer |
La ruta de compras fue regular, hubiera sido mucho más interesante una buena primera ruta turística por la ciudad o su impresionante fuerte o que nos dejaran a solas de compras porque es una localidad muy apropiada para quemar rupias (qué pena que todavía nos pillara tímidos e inexpertos, aunque B. y B. ya empezaron a apuntar maneras).
Tras el drama de las colchas que tuvimos la sensación de haber comprado a tres veces su precio y alguna otra tienda que no nos dijo nada (compras gloriosas en la siguiente entrada de blog, tranquilas) dimos un bonito paseo nocturno por el mercado local al pie del fuerte y por el Lago Gadsisar. Lástima no haber llegado antes de que anocheciera. Lo mejor de la experiencia son los impresionantes peces gato, que se echan más que como gatos como leones a por el pan que se les ofrezca. Se supone que es bueno para el karma y en todo caso es muy entretenido.
Peces gato |
Para terminar el día nos dirigimos, a pie también, a casa de unos familiares de Nahru. La verdad es que la ciudad es muy cómoda y el hotel estratégico, aunque su ubicación es feuna.
El curso de cocina: la verdad, no nos enteramos de mucho, pero la experiencia con la familia fue bonita ya que son extremadamente simpáticos y hospitalarios, como el mismo Nahru. Y la comida era muy buena aunque la disfrutamos a oscuras por el apagón antológico que tuvo repercusión hasta en España. Y eso que nosotros somos más de cenar en hoteles…
Curso de cocina con familia India |
De vuelta al hotel empezamos a alucinar viendo como no solo las vacas sino también las cabras y los cerdos (bien negritos) campan a sus anchas por la India.
Se termina la jornada con unas buenas cervecitas (medios litros de Kingfisher, nuestro segundo agua mineral) en la terraza disfrutando de las impresionantes vistas del fuerte que visitaríamos al día siguiente.
Julio.
B y B apuntando maneras...jajajaja y que pasa con Don J??!!! Ese si que se llevó la palma!!! :))
ResponderEliminar