sábado, 25 de agosto de 2012

Día 4. Jaisalmer y la aventura en el desierto (1 de Agosto 2012)

Hoy llega el día esperado! No es que hasta ahora el viaje no haya merecido la pena, no, pero es cierto que se trataba mas de paradas técnicas para llegar hasta aquí que de ciudades inicialmente soñadas. Y además hoy tiene otro punto especial porque por un día nos olvidaremos del autobús y esta noche dormimos de nuevo en la misma ciudad (un día sin tener que quitar y poner mosquiteras, todo ventajas, aunque a estas alturas yo ya lo encontraba divertido :( )!

En un paseo guiado por la ciudad con el dueño del hotel conocimos los entresijos de la impresionante fortaleza. A pesar de llevar pocos días en india ya podíamos intuir que esta es una ciudad muy limpia (para los estándares indios, por supuesto). Los preciosos havelis, las bonitas vistas desde el hotel Garh Jaisal, los templos jainistas o simplemente pasear por sus calles bien merecen una visita al interior de la única fortaleza aún habitada de india.


Durante la visita también conocimos los pantalones jodhpur, que como ya veremos en otra etapa del viaje, causaron sensación!!

Fortaleza Jaisalmer
Templo Jainista Jaisalmer
Vista Jaisalmer

Y llego la parte de "aventura": Jaisalmer es un punto perfecto para realizar excursiones por el desierto del Thar, a muy pocos km de la frontera con Pakistan.

Unos jeeps nos llevaron a conocerlo con pequeñas paradas en algunas aldeas, casas abandonadas y templos. Paramos a comer en un pequeño oasis en mitad de la nada donde sorprendentemente había una cobertura excelente tal y como comprobaron Julio y Manolo, a los que les toco resolver el mundo conectandose con sus oficinas de Madrid.

Aldea en el desierto del Thar

Después llego lo mejor. Montamos durante algo mas de una hora en dromedarios dirigidos en parte por críos kamikaze a los que les divertía cabalgar y hacer carreras entre ellos (admitiremos sin vergüenza que nosotros tb nos convertimos en críos y disfrutamos a tope, jajaja). 



Tras ver una bonita puesta de sol entre las dunas del Thar, volvimos al hotel donde la cena en la terraza mezclando las anécdotas del día con una especie de gin tonic de farmacia sin hielos estuvo muy graciosa.


Cristina.


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